viernes, 31 de julio de 2009

Detectan 138 cavidades en el Cerro Rico


La superficie del Cerro Rico de Potosí tiene 138 hundimientos debido a la intensa actividad minera en el lugar. Los problemas afectan al flanco oriental, dañado en años anteriores, y la falda nororiental, afectado por la explotación actual, según un estudio preparado por el Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas (Sergeotecmin) potosino.

El informe de la entidad es de junio del 2009 y contempla una evaluación de la situación, tanto externa como interna, del cerro.

El trabajo de Sergeotecmin Potosí informa de que los hundimientos empeoran no sólo por la extracción minera, sino además por la “magra cobertura vegetal” de la zona, por el impacto del desagüe ácido de los socavones y por la acción de la erosión natural, como las heladas y ventiscas.

El yacimiento argentífero es explotado por cerca de 40 cooperativas que firmaron contratos de arrendamiento con la Corporación Minera de Bolivia.

En la superficie, las operaciones están a cargo de la empresa Manquiri, que produce lingotes de plata a partir de la remoción y procesamiento de los desmontes (residuos superficiales de antiguas operaciones mineras).

Otro problema detectado es la inestabilidad del lugar. La remoción de materiales por la actividad minera y la erosión ha derivado en que no exista terreno firme en varias zonas.

El informe comparó tres tipos de sitios: estables, medianamente inestables e inestables. Los primeros están al pie sudoriental y sudoccidental de la montaña. Posee vegetación pobre, pero que ayuda a estabilizar las laderas.

Las zonas noreste y noroeste del cerro fueron identificadas como medianamente inestables. El terreno es areno-arcilloso y cede en época de lluvias, lo cual es un “riesgo potencial de movimientos en masa de mayores proporciones”. La situación es tal que en ocasiones surgen profundas zanjas difíciles de controlar.

El estudio detectó que los sitios inestables están en la cumbre y la parte superior de las faldas al noreste y noroeste del cerro. El riesgo en estos lugares está catalogado como alto.

La situación del cerro, Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad, preocupa a los potosinos. Por eso el 23 de junio, cívicos y cooperativistas mineros acordaron preservar la estructura cónica de la montaña y decidieron elaborar, de forma conjunta, un perfil de decreto supremo que normará la explotación del yacimiento de plata, entre las cotas 4.400 y la 4.700 (en la punta).

Según el Comité Cívico Potosinista, la explotación del mineral entre esos límites afecta aun más la estructura de la montaña. El 4 de octubre del 2004, el en ese entonces presidente Carlos Mesa promulgó el Decreto Supremo 27787 que autorizaba los trabajos mineros en ese sitio.

El titular del ente cívico, Celestino Condori, dijo el 22 de junio a La Razón que un estudio realizado por el Instituto Geográfico Militar informó que el Cerro Rico se hunde 0,3 milímetros cada minuto y que su forma original ya no es distinguible desde algunas zonas de la urbe potosina.

El Gobierno anunció el 13 de julio que una de las medidas para preservar la forma cónica será la reubicación de al menos mil mineros de 10 cooperativas que operan arriba de la cota 4.400.

Estudio sugiere más seguridad

El estudio sobre el Cerro Rico elaborado por el Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas (Sergeotecmin) de Potosí da una serie de recomendaciones para frenar el deterioro de la montaña.

Una de las sugerencias es colocar marcos enteros en las galerías donde haya presiones laterales y del techo. El informe destaca la necesidad de mejorar las condiciones de seguridad para los trabajadores.

El estudio también recomienda colocar ventiladores o impulsores de aire comprimido en los sitios donde la ventilación es inadecuada. Por eso aconseja primero mojar la carga con abundante agua para reducir la suspensión de polvo solíceo que reduce la vida de los trabajadores a 35 y 40 años.

El informe de Sergeotecmin resalta que para lograr los objetivos es necesario desarrollar políticas íntegras sobre sistemas de explotación racional para preservar la estructura del cerro.

“El desarrollo de estas políticas va primero desde un plan de eliminación de todos los riesgos” y abarca instrucción y capacitación “y finalmente el compromiso de todos”, según el informe.

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