domingo, 30 de noviembre de 2008

Improvisación en la minería


La improvisación en la minería no es ningún descubrimiento del tiempo actual, la minería tradicional boliviana se desarrolló desde los más rudimentarios sistemas, avanzando en base a experiencias y niveles de regular rendimiento, en condiciones no siempre favorables.

En los tiempos de la masiva explotación de minerales, época de los Barones del Estaño, ya se introdujeron algunas técnicas con sistemas mecanizados que permitieron adelantos sustanciales en la explotación de los recursos minerales.

Más adelante y sólo con la inversión de grandes empresas externas se alcanzaron niveles de modernización con la denominada “tecnología de punta” que abrió nuevas perspectivas, inclusive con la modalidad de trabajo a “cielo abierto” y el uso de equipo pesado de alta capacidad que cambió la tradicional forma de explotación bajo tierra y en socavones.

Lo cierto es que la incorporación de esa tecnología moderna, permite en la actualidad mejorar las condiciones de operación, en los socavones y en los niveles más profundos, con mayor seguridad y eficiencia, aunque en minería los peligros nunca están eliminados.

Lamentablemente bajo esas condiciones de inseguridad todavía se trabaja en varias minas, especialmente algunas que están bajo responsabilidad de los cooperativistas mineros, muy ocupados de obtener la mayor cantidad de material sin cuidar los aspectos de seguridad y mejoramiento técnico.

Un reciente seminario se ocupó de este tema y se sugirió a los cooperativistas organizarse en empresas para eliminar la improvisación, como si el sistema cooperativo no tuviese normas y reglas para su actividad que deben cumplir los socios administrativa y legalmente.

Lo que falta es apoyo directo de tipo técnico, pero sobre las seguridades del desarrollo de proyectos de mediano y lago alcance que permitan a los actores de tales emprendimientos mejorar paulatinamente sus métodos de trabajo.

Otro tanto sucede con la metalurgia, sector que sin embargo está obligado a la actualización de sus sistemas si no quiere quedarse a la zaga, postergando sus índices productivos y disminuyendo sus ingresos que sólo mejorarán en la medida que las operaciones sean altamente competitivas.

Descartar la improvisación en la minería, no es cuestión de un cambio de la razón social, es más bien todo un proceso de educación práctica, de inversión en equipos, de constante adiestramiento, pero bajo la seguridad de proyectos sostenibles y debidamente apoyados con buenas inversiones, que además garanticen el cuidado del medio ambiente, lo demás es puro cuento.

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