miércoles, 31 de octubre de 2007

TENSA CALMA, ¿O ESTAMOS VIENDO LA LUZ AL FINAL DEL TUNEL?

Por: Ing. ENRIQUE ARTEAGA

Los que están familiarizados con las tormentas huracanadas indican que generalmente se experimenta una tensa calma, justo en el centro del ojo de un huracán. Los que acompañamos rutinariamente el devenir minero en nuestro país, nos preguntamos si esta calma aparente, en el normalmente conflictivo escenario de nuestra actividad minera, ¿es una buena señal? O muy por el contrario, el huracán de las nuevas medidas impositivas, nos arrasará muy pronto.

La prensa nos informa que, a poco más de un año de los sangrientos conflictos en el importante distrito minero de Huanuni, finalmente se respira un poco de tranquilidad entre la población civil, asimismo se nos informa que el grupo de cooperativistas habría acordado un pacto con la Federación Sindical de Trabajadores Mineros, para evitar futuros enfrentamientos en dicho distrito minero. Las autoridades del sector acotan que “los trabajos se están llevando a cabo de forma racional y sistemática en la EMH”. Al mismo tiempo, nos informamos que el precio del estaño alcanzó los US$ 7.30 por libra fina. Todo ello nos indica que si en Huanuni se llega al anunciado nivel de producción de mil toneladas finas diarias, EMH sería una operación altamente rentable. Sin embargo, como nos alerta el respetado analista minero Ing. Dionisio Garzón, para dicho nivel de producción el máximo de fuerza laboral debería mantenerse alrededor de 800 trabajadores en subsuelo. Garzón aconseja, muy acertadamente, que el excedente laboral, impuesto bajo presión, debería emplearse en trabajos de prospección y exploración en las zonas adyacentes a Huanuni, donde los indicios de mineralización de zinc, plomo, plata son altamente favorables.

También fuimos informados que el nuevo embajador de Suiza, sugirió una negociación pacífica entre el Gobierno de Bolivia y la Glencore, por el conflicto de la recuperación de la Empresa Metalúrgica Vinto y el aparente boicot a la comercialización de los lingotes de estaño.

El megaproyecto de San Cristóbal, finalmente alcanzó su objetivo de producción y los proyectos mineros de San Bartolomé y San Vicente, continúan adelante con sus programas de construcción. Todo ello nos hace pensar, a los optimistas, que posiblemente “estaríamos viendo la luz al final del túnel”, y esperamos que las autoridades pertinentes también lo perciban de esta manera. Confiamos en que las amenazas de incrementar irracionalmente los niveles impositivos no se materialicen y que las autoridades encuentren formas inteligentes de atraer nuevos capitales de inversión, sobretodo para la actividad de prospección y exploración, que tan urgentemente precisamos para el futuro desarrollo de la actividad minera en nuestro país. A los que aún mantenemos la esperanza de la recuperación de nuestro sector, al conservar nuestro optimismo, no quisiéramos caer en la categoría de ser simplemente pesimistas mal informados.

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